The Outsider CH.1 [ZaDr]

The Outsider [Continuación 15 días -ZaDr-]
Ch. 1: Adiós a mi calma.

Tanto tiempo había pasado de aquel día, casi había olvidado el dolor; esa cicatriz profunda que quemaba sus recuerdos cada vez que en su cabeza revivía aquel fatídico día, resurgiendo a detalle los recuerdos de la pelea ganada pero a un precio que no lo valía en lo absoluto, en la cual se lo había llevado, a él, a su Irken, a Zim.

Fueron incontables las veces en donde deseó que el tiempo volviera a atrás, poder hacer algo al respecto. Muchas estrellas fugaces pasaron sobre su cielo y en la mayoría de ellas él lo pedía de vuelta, en otras ocasiones fueron maldecidas sobre el destino que se les había otorgado, y en las demás solo hubo indiferencia, harto de intentar lo imposible, realmente quería olvidar; más que nada para no reconocer lo inútil que fue aun cuando Zim lo dio todo por él, pero no quería dejar todos sus recuerdos junto a él en el pasado. A final de cuentas, ni él mismo sabía lo que quería.

Apreciaba mucho sus horas para dormir, en sus sueños Zim volvía de vez en cuando para estar con él. Sentía su olor, su piel, su sabor. Algunos de esos sueños eran incluso más líbidos que los anteriores, recordando la única vez que tuvieron su contacto carnal y pasional, una y otra vez.

Salía a trotar todas la mañanas; a penas salía el sol, él despertaba. Y  al estar limitado de luz eléctrica él aprovechaba todo lo que podía la luz solar. Si bien Gir le ofreció conseguirle electricidad gratuita e infinita éste se negó, quería pasar lo más desapercibido posible, y no, no al estilo de Zim.

Regresando del trote matutino pasaba cerca del monolito que marcaba el lugar donde yacía el Irken, a veces se quedaba sentado ahí en silencio junto a él, otras veces se quedaba conversando con la roca como si lo hiciera con Zim. Pero hoy era un día tranquilo, así que solo se quedó un momento.

No había tenido contacto con humanos más que cuando visitaba el viejo pueblo por provisiones y no era común, el cual seguía igual de desolado que hace 5 años así que las pocas ocasiones que iba difícilmente hablaba con alguien que no fuera el dueño de la tienda.

Esta noche de Noviembre en particular parecía ser como la de cualquiera, Dib se había acostado hace poco y Gir hacía igual, al robot no le costó trabajo  tener el ritmo y rutina del humano. Por alguna razón no podría conciliar el sueño, no sentía cansancio alguno a pesar de que fue un día relativamente activo al igual que la mayoría de los otros, sentía como si algo estuviera a punto de pasar y eso lo tenía inquieto, aunque no era una sensación ni buena ni mala, solo diferente, casi como el día en que captó la señal Irken por primera vez.

Decidió levantarse, nunca lo hacía tan tarde ni para ir al baño, pero eso es lo que sentía, quería salir y estar junto a él un rato.  Gir por supuesto no notó nada, dormía acurrucado en una cama apta para su tamaño, abrazado a un cerdo de caucho desgastado al cual le faltaba un ojo que él mismo había sacado para que ambos se vieran iguales, ese era su fiel compañero desde que se acabaron de apoco todo los otros cerdos que guardaba, todos destruidos en sus travesuras y solo quedaba este, por eso lo cuidaba con especial atención. Dib miraba al robot con singular ternura, siempre había sido amigable con él pero nunca pensó que lo sentiría tan cercano, casi como un hermano pequeño. Arropó al robot antes de salir aun sabiendo que no sentía frio, fue un acto solo de cariño.

Se abrigó para salir, la noche estaba particularmente fría. La brisa pasaba entremedio de los miles de árboles que le rodeaban, la luz de la luna era poca ya que habían algunas nubes que de vez en cuando la tapaban por completo. Caminó hasta el árbol y miró en su base el monolito adornado con sus flores favoritas, esas blancas con purpura en las orillas de los pétalos. Se sentó frente a ellas y recogía las que estaban marchitándose, cortando las hojas y pétalos muertos.

-No es muy común recibir tantas visitas en un día, espero que no te moleste. –Dirigía sus palabras al monolito, no era una novedad para él hablar “solo”, claro que Dib no se sentía solo en lo absoluto, estaba convencido que Zim lo escuchaba- Zim… lo siento tanto. Trato cada día de no pensar en lo que pasó, de dar vuelta la página y vivir en la tranquilidad que tú tanto querías. Pero no paro de mortificarme, no pude hacer nada por ti… y yo –El humano contuvo sus palabras, sintió un escalofrío en su espina dorsal y no precisamente por el frío ni la brisa, sentía algo extraño en el ambiente otra vez pero ahora con más fuerza. Se sentía observado, algo que nunca en los 5 años que llevaba ahí había sentido.

Se puso de pie lentamente, pensando lo peor. Después de todo lo que pasó con ellos no le sorprendería que se tratara de otro Irken buscando a Zim o a Jizz. Miraba a su alrededor en busca de alguna pista, debía ser cuidadoso, pero no se observaba nada. Cerró sus ojos esperando captar con la audición lo que de su vista de ocultaba. El tranquilo silencio del bosque a esas horas de la noche solo era acallado por el sonido de los grillos; el agua del río que fluía con calma y la brisa pasando por los árboles, aun ese no era un mayor distractor para Dib, quien estaba acostumbrado a escucharlo todos los días. De pronto sintió algo, un ínfimo sonido, eran hojas y ramas secas siendo pisadas  justo detrás de él. De inmediato giró su cabeza y corrió hasta el lugar de donde provenía el sonido. La extraña criatura que estaba acechando al humano trataba de huir pero su torpeza por ser descubierta le jugó en contra, tropezando con las grandes raíces cayó de espaldas.

El humano no pudo distinguir bien de quien se trataba, solo se distinguía como una silueta negra, aunque pudo notar claramente que se trataba de una mujer muy delgada. Se acercó un poco más para tratar de verle la cara o al menos saber si era humana, y por sobretodo descubrir quién lo había descubierto, no estaba dispuesto a sacrificar su vida de paz y soledad, debía mantenerla callada. La chica se puse de pie como pudo y casi arrastrándose trata de escapar de ahí. A Dib no le costó trabajo volver a atraparla, se abalanzó sobre ella para que no tratara de escapar de nuevo.

- Wur kha!! -La chica estaba de rodillas y golpea el suelo con el puño, gritando esas extrañas palabras.-

-¡¿Quién eres… Por qué me espiabas?! –Confundido y enojado, Dib estaba perdiendo la paciencia, después de todo se había vuelto algo intolerante con los extraños.-

- To ine wraspa tjawo … -La chica dirige su mirada violenta hacia Dib, quien estaba aún más confundido. Pero eso sirvió para verla de frente sobretodo porque la especie de capucha que llevaba se había caído, claramente era humana, llevaba puesta una especie de mascara en forma de cuervo completamente negra, con plumas que contorneaban la máscara a la altura de los ojos y la frente; un pico que daba la impresión de fusionarse con su propia nariz, lo que parecía bastante real. La máscara no cubría su cara por completo, se lograba ver su boca la cual estaba pintada con un labial casi tan oscuro como las plumas de la máscara; su piel era sumamente pálida, como si no hubiese visto la luz del sol en años; tenía el cabello corto y alborotado, mal cortado y con la apariencia de no haber sido lavado en mucho tiempo; el resto de su ropa era simple, una capucha negra que cubría la mayoría de su cuerpo era todo lo que se veía.

-No puedo entenderte, pero no pienso arriesgarme. –Puso a la chica sobre uno de sus hombros. Gracias a los ejercicios diarios Dib podía soportar su peso sin problemas, aunque la joven no pretendía dejarse llevar sin dar pelea; pataleó y gritó  de rabia mientras Dib caminaba hasta su casa.-

-Oye! Que haces? Bajameee!

-Ahá! Así que si hablar español! Perfecto, ahora no tienes excusas para no responder a mis preguntas.

-Demonios!

Dib ató a la chica a una silla en mitad de la sala principal y está miraba furiosa a su captor, las plumas en su cabeza daban fe de que estaba enojada, parecían erizarse y moverse conforme los sentimientos de ella, era igual a un animal tratando de asustar a su depredador para que no fuera atacado.

Al no ser muy tarde y no contar con energía eléctrica, Dib tuvo que sacar varias de las velas que tenía guardadas  y aun con todas ellas la luz era tenue, el lugar era demasiado grande para ese foco de luz tan pequeño. Ambos estaban solos ya que Gir aun dormía, no se dio cuenta de nada de lo que estaba pasando.

-Entonces… quien eres –Sin rodeos, Dib empieza a interrogarla apenas termina de atarla y asegurarse que no podría soltarse. Ella solo lo miraba fijamente con unos ojos llenos de soberbia, se negaba a cooperar y al mismo tiempo parecía burlarse en cierto sentido, segura de que el humano no obtendría mucha información de ella. –Bien… si no quieres hablar ahora no tengo prisa, tengo todo el tiempo del mundo para esperar. Además, si no quieres decirme tu nombre por ahora me conformo con ver tu cara. –Se acercó peligrosamente a la cara de la chica y la reacción de ésta fue inmediata, en seguida su actitud altanera y superior se vio destruida y ahora parecía un corderito asustado esquivando como podía las manos de Dib, moviéndose lado a lado y comenzando a sudar y a desesperarse cada vez más. En un intento demasiado brusco hace que la silla se incline y con todo su peso esta cae aun atada a la silla, ahora si era imposible escapar a ser descubierta. Al estar así de inmovilizada Dib aprovecha la situación para quitarle la máscara; se sorprende ver que bajo esta  se encontraba una criatura  que aparentaba ser la más inofensiva del planeta, claramente humana, con unos grandes y hermosos ojos rojo oscuro y unas pupilas muy dilatadas por estar siempre en la oscuridad. A pesar de su apariencia humana ella tenía algo extraño, una gran mancha negra azulada cubría parcialmente su cabeza en su hemisferio derecho abarcando parte de su ojo; aquella mancha, sin embargo, tenía una textura especial y rara parecida a una cicatriz, tenía relieve y unas pequeñas marcas parecidas a las runas. Dib quería tocarlas, no se sentía así de emocionado y nervioso desde hace muchos años, y fue con Zim, cuando descubría uno de sus nuevos planes y deseaba con toda su alma detenerlo, como si de una competencia entre ellos dos se tratara. La miraba en silencio fijamente en las marcas mientras ella solo respiraba agitadamente esperando alguna señal del humano. Puso dos de sus dedos en los relieves, rozando cuidadosamente para asegurarse que era real y no maquillaje y ella cerró los ojos firmemente.- Que lindo… -Sus ojos brillaban, sentía un calor que le llenaba el alma al ver algo tan único y francamente no esperaba tener ese tipo de emociones de nuevo, estaba feliz.

-¿Qué?  - No entendía nada, pensaba que Dib la miraría como a un monstruo como todas las otras personas que vieron sus marcas.

-Estas marcas son preciosas ¿qué significan?

-No lo sé, pero cada año se expanden un poco más, supongo que algún día quedaré completamente cubierta por ellas, al final es como una maldición.

-Pero como es que las tienes, tus padres las tienen igual que tu?

-Mis padres… ja. Me veían como un personaje de circo, como una deformidad. Mi madre decía que… uhh espera! Por qué estoy hablando de esto contigo? No es de tu incumbencia.

-Lo siento, supongo que debe ser duro hablar de ello, yo tampoco tenía una muy buena relación con mi padre. –La levanta del suelo con gentileza, sentía curiosidad por la chica, quería saber más de ella y aprovechar de descubrir el motivo por la cual había llevado a la chica a su casa en primer lugar –Al menos podrías decirme cómo te llamas.

-Me llamo Beaux. –No sabía por qué estaba contestándole al humano, probablemente la simpatía que sintió por él al darse cuenta que no le temía ni la miraba con repulsión como el resto de la gente tenía algo que ver.- Solía venir cerca de aquí hace varios años atrás para relajarme, pero fue hace como dos años que descubrí tu casa; me dio miedo pensar que estabas aquí para destruir la naturaleza y por ende mi escondite. Te vigilé muchas veces pero nunca hiciste nada así que te dejé en paz. Decidí regresar algunas pocas veces más para asegurarme de que todo seguía en orden, pero hoy estabas afuera y ya era muy tarde, por eso me acerqué más para ver que tramabas… que tonta, por mi torpeza me descubriste.

-Pero no lo entiendo… -El relato de la chica lo dejó pasmado, ni Gir ni él sintieron algo raro en todo ese tiempo. –vigilar que exactamente? Conozco  este bosque de memoria y nunca vi nada extraño.

-Lo siento… no puedo hablar más, no quiero ponernos en peligro… por eso te pido que me sueltes lo antes posible.

-Quizás sea lo mejor, por ahora. -Dib cree en sus palabras y desata sus ataduras, la ayuda a ponerse de pie mientras lamenta que su experiencia fuera de lo normal estuviera por acabar.- Ambos estamos escondidos, supongo que puedo confiar en ti. –Su mirada se centra nuevamente en las marcas y la chica ya estaba empezando a perder la paciencia sobre eso, Dib alza su mano para tocarlas por última vez y ella le da una bofetada en la mano antes de llegar a rozarla.-

-Lo sabía… eres como todos ellos, solo me ves como un personaje de circo. –Se pone su capucha, le quita las mascara de las manos a Dib y corre hasta la entrada de la casa, mirando fijamente la puerta.- Olvida todo lo que pasó y nada malo te pasará.- Sale de la casa dando un gran portazo sin siquiera dejar a Dib que se despidiera o aclarara el mal entendido. El humano va tras ella esperando encontrársela no muy lejos de ahí, pero cuando abrió la puerta no vio a nadie. Estaba confundido, dudaba de que se tratara de algún fantasma haciéndole una broma o que la soledad ya lo estaba haciendo ver a personas para compensar la falta de intercambio social, no, él estaba de alguna forma acostumbrado a la soledad. Quiso pensar que todo fue producto de su cansancio y se fue directo a la cama, ya eran cerca de las cuatro de la madrugada.

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Beaux se mimetizaba en el aire gracias a su ropaje y plumas negras, acompañada por un grupo de cuervos que se le sumaron mientras alzaba vuelo. Sí, estaba volando. Apenas dejó la casa de Dib había optado una forma algo más pequeño y, por ende, liviano, ahora era una mezcla de ave con ser humano; aunque esa era solo una forma que usaba para transportarse. Decidió que ya estaba lo suficientemente lejos como para ser descubierta de nuevo, se posó sobre las ramas de un gran árbol y cubrió completamente su cuerpo con un alas. De ellas emerge con la forma que hasta hace poco había sido vista, la muchacha de tez pálida miraba el horizonte, rodeada por varios de los cuervos que la acompañaban, uno particularmente se le posó en el hombro.

-Y que vas a hacer? El humano ya sabe sobre ti. Sospechará sobre quien se lo llevó y probablemente te buscará. –el animal en su hombro comienza a hablarle-

-Lo se… lo de hoy no tendría que haber pasado. Pero… -se acaricia lentamente las marcas en su cara- él me intriga.

-Tienes una misión, Beaux. A menos que quieras decepcionar a tu maestro, no tienes opción.

-Cállate, se bien lo que tengo que hacer. – La chica salta al vacío desde la rama del árbol, perdiéndose en la oscuridad del abundante bosque.

CONTINUARA.